Intervención íntegra del portavoz parlamentario de IU en la pregunta realizada hoy al ministro de Industria, Miguel Sebastián (16-3-2011).
Señor ministro de Industria, en estos días se cumplen los 40 años de vida útil de la central de Garoña, una central muy similar al primer reactor que ha entrado en crisis en Yokoshima. En estos momentos, los cinco reactores están fuera de control; se está emitiendo radiación a la atmósfera claramente por encima de lo asumido y podemos decir que estamos ante una catástrofe nuclear del tipo de la de Chernóbil. Señor ministro, ¿qué medidas piensa adoptar el Gobierno, además de la lógica solidaridad y preocupación por la catástrofe nuclear en Japón?
Señor ministro, la reacción del Gobierno ha sido considerar que no era el momento del debate público, como si el Gobierno pudiera determinar qué es debate público y qué no lo es, cuando este tema es de opinión pública internacional; es una crisis global y no solamente una crisis en Japón.
Por otra parte, el Consejo de Seguridad Nuclear en vez de tranquilizar a los ciudadanos y abordar un reforzamiento de la seguridad de las centrales nucleares españolas, entre ellas y especialmente Garoña y Cofrentes, que tienen un diseño similar a Yokoshima, hace una enorme campaña de propaganda a favor de la seguridad nuclear diciendo que lo que ocurre en Japón no puede ocurrir en ningún caso en nuestro país; que no era para tanto; que no se iba a fundir el núcleo; todos ellos argumentos que han quedado destrozados al cabo tan solo de unas horas. Y lo que es peor, señorías, les está tomando la delantera la Unión Europea que ha salido al paso de esta crisis y ha dicho, en primer lugar, que le afectaba. ¡Cómo no le va a afectar! Es una crisis del sistema energético nuclear, si es viable, si es seguro, si es limpio, que no lo es.
La Unión Europea ha planteado un test de esfuerzo a las centrales nucleares europeas. La señora Merkel ha establecido una moratoria y ha paralizado centrales similares a Garoña o Cofrentes, sin embargo el Gobierno español está cruzado de brazos, minimiza la gravedad del accidente y va a cometer el mismo error que con la crisis económica: primero ignorarla y segundo no hacer nada en el momento oportuno.
Madrid, 16 de marzo 2011
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